Estoy leyendo un libro que me está dando mucho que pensar a cerca de la alimentación que llevamos hoy en día. Y no por que no comamos suficiente verdura o fruta, o porque comamos demasiadas grasas, no, no. Me refiero a toda la porquería extra que nos meten por todo. Colorantes, conservantes, grasas hidrogenadas, edulcorantes, y un largo etcétera. Y ahora ya, lo último.. La cera de las manzanas, ¿habéis rascado con un cuchillo afilado la piel de una manzana comprada en el súper? Pues si lo hacéis vais a flipar. Cae cera y más cera, y en algunas hasta está teñida de rojo. Por eso vemos esas manzanas tan brillantes y apetecibles que parecen de plástico. Y digo yo, ¿es necesario poner todo este veneno extra a la comida? Yo creo que no.
Lo peor, es que, en un arrebato de locura, hice un intento de comprar comida sin "Es" (E-101, E-102, E-125, E-200 etc). Que por cierto, parece que las más peligrosas se encuentran entre la E-210 y E-252.
Bueno a lo que iba. Incluso hice un intento de comprar carne sin nitratos, jajajajaja... ¡Que risa! Esto sí que es un chiste. Imposible, imposible comer sin nada de eso. A no ser que compres toda la comida en dietéticas, de cultivo biológico y te salga la compra del Super por unos 1.000 eur al mes. O bien, tener un terreno con frutas y hortalizas de cosecha propia. En fin, cualquiera de estas opciones es imposible para mi. Así que, metí mi frustración en un cajón y seguí intoxicándome con la compra del supermercado.
Pero eso sí, decidí que puedo mejorar algunas cosas haciéndolas en casa...
El pan de espeta se ha vuelto un clásico en casa. Lo hacemos cada semana y está de lujo.